Más del 90% de los mayores utiliza el teléfono móvil

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Más del 90% de los mayores utiliza el teléfono móvil

Es fácil caer en la tentación de generalizar y pensar que los mayores y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son bastante incompatibles. Sin embargo esto no es así en todos los casos. Según los datos aportados en el estudio TIC y Mayores Conectados al Futuro, realizado por la Fundación Vodafone España y presentado recientemente, mientras que cerca del 93% de las personas mayores  de entre 56 y 65 años usan el teléfono móvil (se reduce al  90% en el caso de los que tienen entre 66 y 70 años), únicamente usa Internet el 52,4% de las personas con edades entre 56 y 60 años (descendiendo el números de usuarios según aumenta su edad hasta el 31% a partir de los 66 años).

El avance de las TIC ha generado una constante aparición de herramientas que han abierto la llamada “brecha digital” entre las personas que no han podido adaptarse adecuadamente al aprendizaje de una determinada tecnología, pudiendo quedar relegadas a un segundo puesto en la sociedad y reduciendo con ello su calidad de vida. La Fundación Vodafone España trata de apoyar a las personas que sufren un mayor riesgo de exclusión ‘tecnológica’, especialmente las que se pueden denominar personas mayores del futuro, ahora próximas a los 65 años, procurando la constante actualización de sus conocimientos para evitar que queden aisladas por unas herramientas cuyo objetivo es conectarnos. Para poder ser más efectivos, la Fundación ha elaborado este estudio, en el que se aprecia que existen entre los mayores una sensible diferencia de actitud y comportamiento ante las TIC según la edad y la formación, entre otros factores.

Otro dato interesante que aporta el estudio de la Fundación Vodafone es que no se ha detectado entre los mayores analizados (de entre los 56 y 70 años) casos de tecnofobia, entendida como un rechazo radical a la tecnología en sí misma, aunque sí se da un rechazo al abuso de la tecnología como el uso de los móviles en transportes públicos o al comer. Además, entre los mayores sí existe una cierta vergüenza a la hora de reconocer el uso de determinadas tecnologías como consolas o redes sociales y un desconocimiento, en mayor o menos grado de desconocimiento, como la creencia generalizada de que toda la información de las redes sociales es completamente pública e incluso un cierto miedo a robos de información, suplantaciones…

Hay que resaltar el hecho de que el uso que hacen los mayores de cualquier TIC depende de la comparación de los beneficios esperados de su uso (contacto con  los seres queridos, la posibilidad de realizar determinadas tareas con mayor facilidad, la obtención de información…) con los inconvenientes o costes (que fundamentalmente se refieren al aprendizaje para su utilización como el tiempo que se le ha de dedicar, el reconocimiento de la necesidad de ese aprendizaje, costes…). Además, la percepción de costes y beneficios va a depender de varios factores como el nivel cultural y económico, la edad o la situación personal y familiar. Según las utilidades, las funcionalidades de las TIC, se puede establecer tres grandes grupos:

Las de uso universal. Con una alta percepción de ventajas y escasas dificultades: Recepción y realización de llamadas con el teléfono móvil y la fotografía con éste.

Las de grado intermedio de penetración. Se incluyen funciones como el envío de mensajes con el teléfono móvil, la telefonía IP, la búsqueda de información en la red, los servicios clásicos de mensajería en Internet (Messenger), el correo electrónico y la prensa digital.

Las de utilización testimonial. Serían aquellas como banca electrónica, la descarga de contenidos, las redes sociales, el uso de Internet a través del teléfono móvil la teleasistencia o las consolas.

Tanto la disponibilidad en el hogar como el uso del teléfono móvil son mayoritarios entre el colectivo encuestado, con niveles de disponibilidad cercanos al 95% y de uso (de casi el 92%). Además, existe una relación inversa entre edad y uso del teléfono móvil, es decir, cuanto mayor es la edad del encuestado, menor es la probabilidad de que éste sea usuario de telefonía móvil. Los datos del estudio han podido ser analizados de forma que se ha podido determinar qué variables explican el porcentaje de usuarios de la telefonía móvil, destacándose dos: nivel formativo y la edad. Así, aquellos individuos con estudios universitarios y menores de 65 años, son los que muestran los índices más altos de utilización de la telefonía móvil, mientras que en el extremo opuesto encontramos a los sujetos de entre 56 y 70 años con estudios primarios o por debajo de estos, que son usuarios menos frecuentes, más ocasionales, de una tecnología que consideran útil, pero con la que no se sienten del todo cómodos, requiriendo el apoyo de familiares para aprender nuevas posibilidades.

Finalmente, el estudio concluye con un análisis predictivo hasta el año 2020 en relación con el uso de Internet, de los servicios electrónicos de las Administraciones Públicas y de otras herramientas como las redes sociales. Pero para esta difusión de las TIC entre los mayores, como ha señalado el Coordinador Científico de la Fundación Vodafone España,Javier del Arco, durante la presentación del estudio, “se hace necesario, no sólo un gran esfuerzo en formación, sino también de información, para que estos usuarios conozcan todas las ventajas y utilidades que las nuevas tecnologías les ofrecen”.

En conclusión, según el estudio de la Fundación Vodafone España las personas que serán mayores en los próximos años, y que actualmente tienen entre 56 y 70 años, muestran una actitud proclive al uso de tecnologías, especialmente de la telefonía móvil. Por lo que se refiere a Internet, los datos muestran claramente cómo el porcentaje de usuarios debe crecer en los próximos años, aunque lo hará de forma lenta dadas las importantes dificultades para el acceso que tienen las personas con una formación inferior a la secundaria. De este modo, la brecha digital seguirá existiendo, y posiblemente excluya a las personas con menor formación.

En cuanto a las redes sociales pueden suponer en los próximos años una herramienta “democratizadora” del uso de la red, la puerta de entrada a Inter­net para mucha gente que se vea especialmente atraída por estas funcionalidades. Esto será especialmente posible si está disponible un nivel mínimo de formación.

 

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