Telde tributa este 5 de marzo un homenaje a las mujeres taxistas de Telde, un colectivo de profesionales que al frente del volante también hace sus pinitos por la igualdad. En el municipio son entre 30 y 35 mujeres las que ejercen este oficio. La primera fue Julia Rodríguez y se atrevió a dar el pasado en 1982.

Fue en un ya lejano 1982. Julia Rodríguez, miembro de una saga de taxistas, empieza a echar una mano a su hermano conduciendo su taxi los fines de semana. Fue la primera en ponerse detrás del volante de uno de estos coches en Telde. Entonces apenas había mujeres en el sector. Todo ha cambiado mucho, pero siguen en minoría, según se reseña en un reportaje de Gaumet Florido enCanarias7.

La hermana de Julia, Rosa Rodríguez, tiene los números en su cabeza. «Hay 233 licencias en Telde y un mínimo de dos conductores por coche, pues bien, ahora mismo, entre propietarias de licencia y asalariadas estaremos en 30 o 35 mujeres, una minoría, yo creo que no llegamos ni al 15%». A ellas y a todas las que han prestado este servicio público durante años, que más o menos cifran en 75 mujeres, el Ayuntamiento les tributará este año un reconocimiento aprovechando la celebración del Día de la Mujer. «Ya era hora, nos lo tenían que haber hecho al principio, cuando era más difícil», confiesa otra veterana, Antonia Lozano.

«Agradecemos a la concejal Gloria Cabrera que se haya acordado de nosotras por tantos años de servicio al pueblo, eran en nosotras en quienes confiaban las madres para llevar a sus hijos al colegio, o las personas mayores para recogerles un medicamento o comprarles la fruta», apunta Rosa.

¿Y por qué son entonces tan pocas? Motivos legales no hay, desde luego, pues está consagrada la igualdad de derechos, y de género, en España. Puede que tenga que ver con ciertos prejuicios. «Es verdad que algunos taxistas se piensan contratar a una mujer porque creen que no les saldrá de noche, y nada más lejos de la realidad». Para muestra, un botón. Una hija de Rosa cubre el servicio nocturno, y ella y Antonia, también. Por cierto, una hermana de Antonia, Pino Lozano, fue la primera mujer con licencia propia. Calcula que en 1983.

Así y todo, no se quejan. Aseguran que nunca han advertido machismo entre sus compañeros, aparte de las típicas bromas que, a fuerza de repetirlas, llegan a ser pesadas. Otra vez Rosa refresca la memoria. «Estaba harta de que me dijeran aquello de que solo valemos para fregar o para cocinar, y un día le solté a uno: pues sí, nosotras valemos para fregar, para hacer de comer, para atender al marido, para cuidar de nuestros hijos y para conducir un taxi, pero a ustedes los sacan del taxi y no saben hacer nada».

Más allá de eso, nada. Sí lo llegaron a notar en los clientes. «Te veían en la parada y esperaban a a que salieras», recuerda Antonia. Julia tuvo una experiencia con un chico de 15 años. «Estaba nervioso porque tenía miedo de que condujera una mujer». Hoy, apuntan, es justo lo contrario. «Hay clientes que piden que les recoja una mujer taxista, quizás creen que somos más precavidas al volante». Ellas no defienden que sean mejores. Solo se reivindican igual de profesionales.

No les van los estereotipos. Por ejemplo, ese que dice que una mujer taxista tiene el coche más limpio que un hombre. «¡Qué va! Eso depende de cada uno, hay hombres que cuidan más al taxi que a sí mismos, yo conocí a uno que tenía brillando hasta el motor», apostilla Julia. Son tan poco dadas a los estereotipos que Julia y Rosa, hermanas y dueñas de licencia desde 1985 y 1987,  primero contrataron a sus maridos como asalariados y luego los ficharon como esposos. «Y no les dimos ni paro», bromean.

FUENTE: Telde Actualidad